Cuando en el 1992 llegó a Austria, Félix Manuel tuvo que emplearse en un McDonald’s (la cadena de restaurantes de comida rápida), pero su mente y su corazón siempre estuvieron en otra industria: la salsera.
Durante sus 22 años en Viena también llegó a trabajar en un laboratorio de químicos de oro y plata, mientras sus sueños dorados giraban en torno a la música.
“Extrañaba el calor, la gente dominicana, a uno le hace falta el sazón de su casa, además de que allá hace frío”, recuerda Félix Manuel al explicar razones por las que decidió regresar a su patria.
Sin embargo, la música fue la razón más poderosa porque desde jovencito quiso ser artista.
Félix Manuel forjó sus anhelos en la provincia Puerto Plata. Dos municipios se lo disputan: Imbert y Luperón. Él se siente de los dos pueblos.
“Lo que pasa es que nací en Imbert, pero me crié en Luperón”, anota al explicar sus orígenes.
Él viene de una familia campesina, “de raíces pobres, pero gracias a Dios tratando de llegar más, soy muy ambicioso, siempre quiero más. Por eso mis hermanos (tiene cinco), somos así, con ambición de crecer profesionalmente y en la vida”.
Fuente Ramon Almanzar
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