Se ha desatado un escándalo con tres tripulantes de cabina de British Airways, de quienes se dice que pueden perder sus trabajos por correr desnudos por los pasillos del hotel durante una orgía sexual con mucho alcohol.
Los tres miembros del personal, que estaban en Singapur, fueron enviados de regreso a Londres y suspendidos después de que el simple juego de “girar la botella” se les fuera de las manos.
Un informante contó que el grupo había sacado alcohol de contrabando del avión en un intento por “pasarlo bien” después del vuelo de 14 horas.
La diversión llego hasta tal punto que, supuestamente, una de las azafatas y otros compañeros se pusieron a correr desnudos mientras llamaban a la puerta del resto de huéspedes del hotel.
Según informa The Sun, el alcohol puede resultar demasiado caro para la gente joven en Singapur, por eso algunos deciden armarse de provisiones para divertirse después. Es lo que sucedió con esta joven tripulación.
Pero bueno, eso algunos podrán escucharlo como “tambores lejanos”. Pero, ¿qué me dicen de la casa de las azafatas en Juan Dolio?.
Una casa, con piscina, cercana a la que tenía la colega Magda Florencio, donde las azafatas de Air France, Lufthansa, Iberia, y otras líneas aéreas, sobre todo europeas, se reunían en algunas noches para salarse del conocido jet lag, que tanto molesta a los viajeros de trechos largos.
Hermosas muchachas que cuando llegaban al país procuraban entretenimiento y diversión, no con el mejor postor, como las turistas y los sandy panky, sino con muchachos y figuras de buen nivel, en fiestas con piscina, barbicue con salchichas alemanas, champagne de las misma que servían en los aviones, y una vida light y desenfadada en la piscina y la playa sin que nadie pudiera sorprenderse de un top less o un juego donde las azafatas jugaban a encuerar a la victima (¿o afortunado?) de turno.
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