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viernes, 4 de octubre de 2019

¡Que se vaya Gente de Zona a otra parte!

   


MIAMI, Estados Unidos. – No soy un tipo dado a extremismos e intolerancias, me suelo cuidar de ello. Y a veces hasta se me va la mano en cuanto a ser compasivo. Así, lo más lógico sería que me apiadase de mis paisanos, los integrantes del dúo Gente de Zona, por la fuerte campaña a que están sometidos en pro de que las autoridades norteamericanas les retiren la tarjeta verde (Green Card) que les garantiza la residencia en los Estados Unidos.

Pero no. No me dan lástima. Es más, soy de los que pienso que se deben ir con su ¿música? a otro lado. Preferiblemente a Cuba, donde bajo el gobierno del que ellos saludan gustosamente como “nuestro presidente Díaz-Canel” deben sentirse a gusto, a sus anchas, y de donde nunca debieron irse. Y menos a Miami, que les confirmó, con tanto compatriota encabronado, que es algo más que “gozadera”.

Los de Gente de Zona, Alexander y Malcom, se buscaron el rechazo que ahora enfrentan. Por ser cómplices, por omisión o por carambola, de la dictadura. Por insensibles con sus compatriotas del exilio. Por oportunistas, por sinvergüenzas. O en el mejor de los casos, para no llevarlos muy recio, por ignorantes.

Ya sé que no se le puede pedir mucho a la generación asere, en su gran mayoría embrutecida, mediocre, matrera, sumisa, simuladora, confundida, por tantas décadas de opresión, miseria y desesperanza total. Pero es que cuando se tiene una proyección internacional, como es el caso de Gente de Zona, uno debe medir lo que hace y dice. De lo contrario, tiene que pagar el costo de sus errores. Aunque sea algo tan caro —para su buena vida de estrellas pop— como la tarjeta verde.
De nada vale la palucha de que devolverían gustosos la dichosa tarjeta verde si eso va a beneficiar a los cubanos. ¡Que los compre quien no los conozca!

Alexander, el que cuando canta, mezcla el perreo con el trasheo y gira como un derviche del reguetón la cabeza tan desprovista de pelo como de ideas que valgan la pena, no sabe defenderse de los que lo critican. Cuando lo intenta, se hunde más. Lo demostró, bruto como es, cuando no supo aprovechar a su favor la entrevista tan complaciente que le hiciera Enrique Santos hace varios días. Peor no pudo lucir.

Fuente  Externa .

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