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El merengue sigue en análisis y sus protagonistas exponen maneras para que vuelvan a ellos las mieles del éxito y los seguidores suden en la pista de su swing. Esta vez le tocó a Johnny Ventura describir el proceso que llevó al ritmo a registrar las dificultades actuales y sus explicaciones giran en torno a cambios drásticos de la industria con la llegada de la piratería y la Internet, la salida forzosa de los disqueros del mercado, la erradicación del narcotráfico de las calles de Nueva York, la falta de unidad de los merengueros, los altos precios de las bebidas y las taquillas de las fiestas, el cambio de formato de las emisoras (de musicales a habladas) y el crecimiento de la bachata que exige menos gastos para los inversionistas que contratan.
De cara al presente y al futuro, Ventura planteó la necesidad urgente de retomar el tema pendiente de la unidad de los merengueros para exigir sus derechos.
“Tenemos que hacernos sentir como conglomerado social”, expresó Ventura cuando se reunió el fin de semana con los periodistas previo a su concierto en Cap Cana, donde grabó un DVD como parte de un proyecto “marca país” y un impulso para promover la música dominicana. El concierto lo realizó con su colega Milly Quezada como invitada especial.
Sobre la realidad actual del género dominicano sostuvo que es hora de “sentarnos a reconocer que sí, que hay dificultades en este momento. Tenemos que tomar acciones y de manera urgente”. Entonces expuso varios planteamientos puntuales sobre la realidad del ritmo dominicano.
“LAS EMISORAS DEBEN SONAR MERENGUE”
Johnny Ventura planteó que el gobierno debe garantizar que los merengueros cuenten con emisoras para la difusión de su música porque es “marca país”. Incluso, señaló que deberían ir en bloque ante el Presidente de la República para recordarle “que las frecuencias que ellos como gobierno otorgan son del Estado, que el Estado somos todos y que por tanto somos socios de esas empresas, aunque cuando se diga esto alguna gente se va a molestar, pero ellos deben recordar que las frecuencias son del Estado”.
Johnny Ventura planteó que el gobierno debe garantizar que los merengueros cuenten con emisoras para la difusión de su música porque es “marca país”. Incluso, señaló que deberían ir en bloque ante el Presidente de la República para recordarle “que las frecuencias que ellos como gobierno otorgan son del Estado, que el Estado somos todos y que por tanto somos socios de esas empresas, aunque cuando se diga esto alguna gente se va a molestar, pero ellos deben recordar que las frecuencias son del Estado”.
Desde la tierra del merengue
Con nostalgia, Johnny Ventura se traslada mentalmente a los tiempos en los que “con muchísimo orgullo llegábamos a todas partes del mundo como artistas de la tierra del merengue”. Esa realidad cambió en medio de dificultades del ritmo para adaptarse a las nuevas generaciones.
Con nostalgia, Johnny Ventura se traslada mentalmente a los tiempos en los que “con muchísimo orgullo llegábamos a todas partes del mundo como artistas de la tierra del merengue”. Esa realidad cambió en medio de dificultades del ritmo para adaptarse a las nuevas generaciones.
Ventura ubicó los orígenes del actual declive del merengue a finales de los años 90 cuando se quedó sin padrinos, producto de una serie de circunstancias marcadas por el auge de la piratería y la Internet, la salida del mercado de los disqueros y el declive de los narcotraficantes en Nueva York cuando Rudolph Giuliani era el alcalde (1994-2002).
“El padrinazgo al merengue desapareció y también habían pasado otras cosas, y nosotros, en concubinato con todo esto, hemos contribuido para que la gente no nos baile”, afirmó Ventura durante un coloquio con periodistas en Cap Cana.
Según él, los disqueros tradicionales del merengue desaparecieron forzados por los cambios drásticos de las nuevas tecnologías y formas de promover la música.
El narcotráfico, explicó, había inundado el negocio en el que el merengue era el rey. “En ese momento la meca era Nueva York, pero entonces llegó el alcalde Guilliani, arrasó con el narcotráfico allá y se llevó a los padrinos de esa época”.
Otro factor influyente que ubica en Nueva York es que allí los centros de diversión empezaron a adaptar sus negocios al narcotráfico.
“Cualquier night club de Nueva York tú llegabas a la hora del contrato, nueve de la noche, y veías que ya no se bailaba delante de la orquesta porque delante de la orquesta había un grupo de personas con mucho dinero que reservaban esas mesas para el momento en el que les diera la gana llegar”, comentó.
Sobre el particular abundó: “Tú llegabas y delante de ti en vez de mucha gente había muchas mesas, con bebidas caras, reservadas. Entonces los dueños de night club empezaron a esperar a esa gente. Y los artistas ahí, espera y espera, al igual que la gente común que llegaba temprano”.
Fuente Picoteando el Espectaculo
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