Una mujer hermosa, obsesionada con los cosméticos y, por supuesto, toda una devoradora de hombres. Esa es la imagen que ha prevalecido de la mítica Cleopatra VII, famosa por ser la última reina del Antiguo Egipto y por conquistar el corazón de romanos como Julio César y Marco Antonio. Sin embargo, la existencia de esta monarca está teñida por una ficción creada por sus enemigos, quienesla mostraban como una «ramera» que se aprovechaba de su supuesta belleza para encandilar a los hombres y dominar la política.
Una de las ideas más extendidas sobre Cleopatra es la que afirma que era una «mujer fatal» que usaba sus armas como hembra y su capacidad de seducción para conquistar el corazón de los políticos. No obstante, esta es una afirmación que no se puede sustentar en hechos fehacientes, pues se basa en las ideas extendidas por los historiadores griegos y romanos, quienes sentían en no pocos casos odio hacia ella debido a su inteligencia y a su determinación de salvaguardar Egipto de la ambición extrajera.
«Las voces masculinas que la sentían como una amenaza centraban el objeto de su ira en la destrucción de su reputación que, dada su condición femenina, estaba en relación directa con su licencioso comportamiento moral, de ahí que para César, Pompeyo, Escario o Mecenas fuera “lasciva”, “puta”, “ramera” o “indecente yegua”. Otros personajes la perciben como una mujer “extraña”», explica Belén Ruiz Garrido, Doctora en Historia del Arte por la Universidad de Málaga, en su dossier «Yo soy Egipto. El poder y la seducción de Cleopatra en las artes plásticas y en el cine».
Sumamente bella
Busto de Cleopatra |
Otra de las visiones más recurrentes es la que define a Cleopatra como una mujer sumamente bella. Esta imagen es apoyada por contemporáneos de la reina como Marco Antonio, quien vivió encandilado por ella. «La edad no puede marchitarla, ni podrá la costumbre agostar su infinita variedad: otras mujeres sacian los apetitos que despiertan, pero ella da más hambre cuánto más satisface. Incluso lo más vil se vuelve puro en ella, y hasta los sacerdotes bendicen el ardor de su lujuria», señalaba el oficial romano (tal y como se recoge en la obra «Antonio y Cleopatra»)
Sin embargo, su belleza es, a día de hoy, difícil de corroborar. «Dadas las fuentes documentales que nos han llegado –monedas, relieves etc.- no parece una belleza. Los últimos estudios nos dicen que tenía una nariz respingona y una barbilla prominente. El problema es que los historiadores griegos la definieron como una “femme fatale”. Esa imagen, unida a películas como la protagonizada por Liz Taylor, ha hecho que a día de hoy se la recuerda como una mujer extremadamente bella y seductora», señala a ABC Aroa Velasco, historiadora especializada en el Antiguo Egipto y autora de la página Web «Papiros perdidos».
Por el contrario, Velasco afirma que la imagen que ha llegado hasta hoy de Cleopatra ha provocado que nos olvidemos de que era una política consolidada que sabía hablar multitud de idiomas y estaba interesada en la ciencia y la literatura. «Me parece más importante señalar que era una ilustrada asociada con el helenismo griego que explicar de ella que era una belleza. Lo que sí se sabe es que era muy culta, y eso es más determinante desde el punto de vista histórico que si era guapa o si era fea», completa la experta.
Fuente Merengala
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