Labels

miércoles, 6 de abril de 2016

Un candidato que desacredita al país con mentiras

                         


De buenas a primeras, un cundango decide lanzarse como candidato a diputado y su estrategia para recaudar apoyos, sobre todo internacionales, se monta en la plataforma que persigue desacreditar a la República Dominicana.

Propala mentiras: que en nuestro país es una temeridad, radicalismo o  extremismo definirse como hombre negro. Que se lo diga a Johnny Ventura, quien hace más de 45 años acuña la frase de que es el “único negro que bota miel por los poros”.

¿Y qué decir del apelativo cariñoso “negro”, o “mi negro/a”?, muy usual entre las parejas de cuyos componentes al menos uno sea dominicano.

Es una canallada afirmar que aquí se violan los derechos de los cundangos (prefieren que se les endilgue el eufemismo “gays”, pero cundango es una palabra hasta cariñosa, tiene categoría literaria, luego que la plasmara en sus obras el renombrado escritor costumbrista Mario Emilio Pérez) Esa acusación no tiene base.

En este país no se conoce que a nadie se le excluya de una posición u oportunidad por sus preferencias sexuales, siempre que no constituyan una perversión. Es la verdad, y de lo contrario deberían documentarse los casos.

Incluso las confesiones religiosas más acérrimas en su combate a las desviaciones sexuales, coinciden en proclamar que no les cierran  las puertas a los homosexuales, aunque consideren pecaminosas sus prácticas.

Este debe ser el país más integrado del mundo, con un mayor mestizaje. Ni cundangos ni miembros de etnia alguna pueden quejarse de exclusión.

Si no, recordemos que ya para 1965, el artista y socialité Tony Echavarría -“Cambumbo”-, se codeaba con los principales líderes del Movimiento Constitucionalista que estuvieron al frente de la Guerra Patria contra el poder invasor, quienes le reconocían sus aportes a la lucha de manera pública .

Así como Cambumbo fue durante su vida una de las figuras de mayor aceptación en la farándula, así muchos homosexuales y lesbianas gravitan en otros aspectos de la vida nacional, todo mundo los conoce.

Incluso, en horario para toda la familia un hombre vestido de mujer conduce un programa en la más popular televisora nacional.

Si este promotor de la agenda LGTB, en su afán de ser diputado, abogara por el matrimonio homosexual o por la adopción de niños por parte de parejas de esos tipos, sus argumentos tendrían algún valor de verdad.

Pero el rechazo de los dominicanos a esas directrices GLBT que vienen desde fuera es más por patrones culturales y morales que se vinculan a criterios de salud física y mental de las familias.


La respuesta de los electores debe ser negarle el voto a este activista cundango que asume la mentira como arma de campaña.


Fuente  Por Johnny Arrendel

0 comentarios:

Publicar un comentario